Hoy el Señor nos dice: ¿Qué quieres hacer con tu vida? ¿Por dónde vas a caminar y del brazo de quién?
Un año más, compartimos en comunidad la alegría por la resurrección de Jesús celebrando la solemne Vigilia Pascual. Tras el lucernario, en la puerta de la parroquia, la procesión tras el cirio pascual y el encendido de las velas, tuvo lugar la Celebración de la Palabra. Ésta culminaba con la homilía del padre Juanma, quien nos recordaba que cada año, con la Pascua, recibimos el anuncio de la vida. Y nos planteaba preguntas claves como éstas: “¿dónde está la vida? ¿dónde está el Señor vivo? ¿Cómo podemos encontrarnos con Él? (…) El Señor nos dice: yo he tocado la muerte, la enfermedad, el dolor. ¿Tú qué has tocado para poder encontrar la vida? ¿En qué hoyo profundo te has metido para poder salir de él como Jesús del sepulcro? ¿Qué dificultades has compartido con quién para poder ser luz y esperanza para los demás?”.
“El Señor nos invita en estos días a morir con Él (…) ¿Qué ha muerto en mí estos días? ¿He tocado el dolor y la muerte? (…) En esta noche tenemos que nacer de nuevo. Pero tenemos que nacer de nuevo si somos capaces también de morir y unirnos a los que mueren”, proseguía el padre Juanma quien nos recordaba cómo Jesús nos abre a la vida y nos dice “ven conmigo, nos veremos en Galilea” el lugar de la llamada “donde los apóstoles lo dejaron todo para irse con él, donde renunciaron a su propia vida para vivir esa vida itinerante con Jesús; eso es Galilea (…) Cada Pascua recordamos esa primera llamada, en que el Señor nos habló al corazón y caminamos con él. Ese es el momento de la vida. Después el Señor nos invita a ir perdiendo esa vida para poder ganarla y eso no lo entendemos, pero el Señor nos invita a seguir cada día perdiendo la vida por los hombres, con los hombres, para los hombres que sufren, para poder redescubrir el origen y el sentido de la vida”.
Finalmente se nos recordaba que ese encuentro con el Señor es posible porque Él nos sale al encuentro en el don del amor, de la gracia, en el símbolo que nos queda: la Eucaristía, que es “encuentro con el amor que se vuelve vida porque se comparte, porque se da. Hoy el Señor nos dice: ¿dónde está tu vida? ¿Qué quieres hacer con ella? ¿Por dónde vas a caminar y con quién vas a caminar del brazo por la vida? Y son preguntas que cada año tenemos que volvernos hacer, que tenemos que clarificar para poder ver dónde voy a poner la vida, porque yo estoy vivo gracias al Señor y tengo que llevar esa vida a aquellos que están a mi alrededor. Que esta noche sea la noche de la luz y de la vida y que nosotros podamos sentirlo profundamente en nuestro corazón”, concluía.
Que así sea… y muy feliz Pascua de Resurrección












