Por la boca vive el pez

La formación

Febrero, como todos los estudiantes sabéis, es el tiempo de exámenes. Yo también he tenido los míos en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Pablo. En parte, eso ha sido motivo de mi ausencia durante el mes de enero en este Blog. Pido disculpas a todos los que lo leéis.

Quisiera compartir este mes con vosotros mi experiencia formativa en la Diplomatura de Ciencias Religiosas. Ésta, está destinada fundamentalmente a laicos que quieren profundizar en su fe o que la necesitan desde el punto de vista laboral. Este es el quinto curso que me matriculo en esta carrera, y en mi caso, la motivación que me ha llevado a hacerlo es la primera. De los tres cursos que tiene marcados, creo que más o menos yo llevaré hecho uno. Haced la media, pero quizá me hagan falta otros diez o quince años para acabarla.

Pero, ¿qué prisa hay? Fundamentalmente, las asignaturas las elijo en función de lo que me atraigan y, sobre todo, en función de que sean compatibles con mi horario laboral. Precisamente esto, me está permitiendo poder ahondar en cada asignatura casi de manera exclusiva, sin tener la presión de tener que dedicarme a varios focos de atención, y me permite no tomármelo como una asignatura dentro de una carrera mayor, sino como “pequeños seminarios” en los que cada cuatrimestre nos centramos y que abarcan un aspecto de nuestra vida religiosa, tan rica y diversa.

Es impresionante asistir a clase cada semana y coincidir con toda esa gente proveniente de diferentes realidades de la Diócesis. Cada uno por sus motivaciones personales, pero con un punto común: el deseo de conocer más a Dios y a la Iglesia, para así más amarlos.

No podemos ocultar que son tiempos difíciles para ser cristiano. El creciente laicismo de la sociedad, la globalización, la cultura cientificista y la creciente visión antropocéntrica del mundo en la que el hombre es capaz de todo, no deja mucho sitio para Dios y para una concepción transcendente de la vida. Desde el punto de vista utilitarista, la religión no sirve para nada. Pero no son los peores tiempos que la Iglesia ha vivido, tan sólo son diferentes.

Por eso, ante tanta tentación, es importante que seamos cristianos bien formados y que aprendamos a mirar el mundo que nos rodea desde Dios. En mi caso, como complemento he decidido poco a poco ir reflexionando sobre mi fe en el I.S.C.R. San Pablo, pero esto es sólo un recurso. El Evangelio contiene todo lo que debemos saber, y su lectura en comunidad, grupos, etc., es suficiente para crecer como cristianos maduros y vivir el tiempo que nos toca de manera responsable.

Como ejemplo de la importancia de ser testimonio de vida cristiana en el mundo actual, os dejo con el tráiler de la última película de Juan Manuel Cotelo, Mary’s Land (Tierra de María)

Seguimos hablando,

Horacio Llamas.


Una respuesta a “Por la boca vive el pez

  1. Muchas gracias a Horacio por compartir con nosotros sus experiencias e inquietudes de sus estudios en el Instituto Superior de Ciencias religiosas de Málaga.. Él nos ofrece la importancia de la formación teológica en nuestra vida cristiana.

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