Confirmación 2013, por Alejandro Linares

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Después de varios años, y unas últimas semanas más intensas que de costumbre, llegaba el fin de semana de nuestra Confirmación. Un recorrido largo de fe: convivencias, voluntariados, campos de trabajo, horas con mi grupo (ahora Comunidad), y mil actividades más que nos acercaban a Dios poco a poco, sin prisa pero sin pausa, como mejor se hacen las cosas.

El fin de semana empezó el viernes, primer día en el que fueron llegando poco a poco las primeras personas de fuera: San Fernando, Madrid, Barcelona, Sevilla, Salamanca… no faltaba nadie, y ya se iba notando y sintiendo poco a poco ese ambiente de jaleo y de reunión masiva de personas que se monta en cada celebración especial de los Sagrados Corazones, sea en el lugar que sea.

Todo empezó con el concierto-oración del cantautor Unai Quirós, y una noche en la que empezamos a hablar  de lo que mañana pasaría, a escuchar experiencias y compartir unas horas antes del gran día.

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La mañana despertaba con frío y nubes, pero los pronósticos de lluvia que amenazaban desde hace una semana no llegaron; el Espíritu Santo estaba con nosotros desde el principio. Mientras Juego de Niños se desarrollaba, algunos voluntarios que se ofrecieron desinteresadamente iban preparando la parroquia para esta tarde, poniendo mesas y demás. La gente seguía llegando desde fuera, y llegamos a las horas previas a la ceremonia, ya con la parroquia preparada, el coro ensayando y los confirmandos a la espera de que empezara todo.

Aquí llega el momento cumbre del fin de semana, el que le da verdadero sentido a todo lo que ocurrió, y sobre el que gira esta crónica: nuestra Confirmación. No voy a negarlo: estábamos nerviosos mientras esperábamos a entrar a la iglesia, con todo el mundo mirando; pero hoy no importaba nada de eso, sólo Él y su Espíritu, que hoy recibiríamos. No sé si podríamos haber escogido textos más bonitos, pero de lo que no tengo duda es de que fueron los más especiales y los más sentidos. Vocación, comunidad, los dones, la sal de la vida, no faltaba nada. La llamada, la imposición de manos, la unción a la que nos llevan los padrinos. Un acto precioso, que no se estropeó ni por esos pequeños deslices a la hora de renovar nuestras promesas bautismales, que hasta al Vicario le sacaron una sonrisa. Todo esto, armonizado por un coro que se entregó sin medida y lo dio todo, ayudando a participar muchísimo mejor en la celebración.

Terminada la Eucaristía, un pequeño rato para tomar algo en el patio – o eso dicen, ¡nosotros estábamos sacándonos fotos y no pudimos tomar nada! – y, guitarra en mano y cajón entre las piernas, un ratito de cante flamenco, una cena posterior y un pequeño rato de fiesta con los jóvenes que se unieron.

¡Cuánto amor en tan poco tiempo! Tanto el amor de Dios que nos llegó en la Confirmación propiamente dicha, como el que nos llegó por medio de todas las personas que estuvieron allí: familiares, amigos de fuera, de la parroquia, padrinos. No tengo nada sino agradecimiento y más amor por todos ellos, visto desde Dios y su Espíritu, ya en mí.

Alejandro Linares, comunidad Corinto.


2 respuestas a “Confirmación 2013, por Alejandro Linares

  1. ¡Precioso sin duda Linares! Precioso el acto y las palabras que le dedicas. No solo fue un momento muy especial para vosotros sino también para toda la parroquia que está muy orgullosa.
    Un abrazo grande!
    PD: En el futuro vas a dar unas ruedas de prensa de la leche 🙂

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