Los Jóvenes 3 han estado de convivencia este fin de semana. Ha sido en Jerez y su título: Vivir. Como cada vez que vuelven de una convivencia lo hacen con las pilas cargadas, sintiendo la llamada de Cristo y madurando en su fe. Javier Rascado, Rasky, ha querido compartir con nosotros su experiencia de este fin de semana, sin duda os va a encantar leerla.
Todos son nervios, ver a esos amigos que tanto has echado de menos, a esos a los que ves 2 veces al año, y con suerte. Todos son nervios, pero tranquilizamos el ambiente en el coche, contábamos historias y anécdotas de Puente Muro, de Contemplar, de Pozos, de Sevilla… Las ganas aumentaban y en el recuerdo: Migue, Hugo, Pili… que no pudieron venir.
Estábamos cerca y lo notábamos al ver a lo lejos del camino de piedras a nuestros amigos de San Fernando. Vimos caras conocidas: Rubén, Iván… pero faltaba una, y se notaba, Adri, que tanto le queremos. Saludos y más saludos, todo eran abrazos y besos, poco a poco llegaban todos, Jerez, Sevilla. Personalmente me alegraba mucho ver a todos, aunque no siempre hay buenas sensaciones, tampoco había mal rollo.
La noche fue tranquila, contando historias y conociendo a gente nueva, como a Luis y a Damiano, del que tan bien había oído hablar. Tras todo esto, empezaron los juegos de integración: ‘Pobre gatito lindo’, ‘Te quiero pero quiero más a… ‘y’ Yo nunca’ en el que por una vez no se dijo ni una burrada.
Empezaba lo importante, la oración, estábamos en Vivir.
Tras descansar, desayuno y oración clásica, comida y un taller que nos abrió los ojos, aprendimos a mirar de otra forma la misa, pero también a los que no tienen ni para comer, a los que no se les pueden olvidar ni dar la espalda. Nos pusieron una de las mejores películas que he visto en mi vida, Los Miserables.
Quería dormirme, pero no podía, era imposible no ver similitudes entre Jean Valjean y el obispo con Jesús. La insistencia de ese perdón que me he llevado de la convivencia. Cuando acabo la película y merendamos, me di uno de los tantos paseos por el camino de piedra, ese que tanto he tenido presente en todas mis reflexiones y en todas mis “rayadas”, pero gracias a Manu, todo se hizo más llevadero.
Por mi culpa, y la de 3 personas más, la celebración del perdón se retrasó, pero todo fue muy bien después (aunque me esperaba más llantos), después de pensar en mi grupo de reflexión tras el análisis de la película y en el tiempo de la celebración, me tocó confesarme.
Aunque quería que fuese Damiano el sacerdote que me confesara, me toco Paco, y fue lo mejor que me pudo pasar, nunca había tenido una charla igual con él y mucho menos me esperé que me iba a dar tanto que pensar.
Llegó el último día y aunque no había acabado la convivencia todavía, lo teníamos en mente. Aún así, disfrutamos de esos últimos momentos juntos y de saber que Dios nos había perdonado, de ver la misa no como esa hora en la que hago lo que Dios me pide, si no en la que veo a Dios en cada persona que estaba en el círculo, y las que no estaban como Gonzalo que estaba enfermo, Nacho del que nos acordábamos, o mi hermano desde mi punto de vista. Ver los trozos de película nos supuso ver que la misa es un lujo que hay que disfrutar.
Solo tengo una cosa más que añadir, que Vivir me ha calado, que ahora sé que es perdonar de verdad y que si tuviese que definir la convivencia en una frase, sería simplemente…
«AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO» JN 15,12.
Javier Rascado, jóvenes 3.
Javier: Muchísimas gracias por tu testimonio de lo vivido en la convivencia. Que sepas ser un buen testigo del Señor. Un abrazo y adelante. Tu Párroco hermano: Paco Piñero y Piñero
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