La canción del verano
Una vez hechas las revisiones del año, nos predisponemos a un periodo de merecido descanso. Hemos llegado tan saturados que nos desconectamos. Se ha terminado el curso, se han acabado los exámenes y se presentan ante nosotros unas impresionantes vacaciones. Y en la mayoría de los casos, tenemos la intención de aprovecharlas al máximo… y hacer nada.
Claro, ¿y por qué no? Pero si el mundo se para. Hace mucho de calor y no tenemos la cabeza para preocupaciones. Todo el mundo está de vacaciones y es oportuno quedar de fiesta. Y nos acribillan con música machacona que no dice nada, nos atonta. Pero el verano es para eso…
¿O no?
Sabemos que existe otra forma de vivir nuestro descanso. Cuando estamos fatigados después de un año intenso es conveniente sentarse y reposar. Es sano, pero a pesar de eso, debo beber agua y tengo que seguir alimentándome. ¿Qué sentido tiene si no el descanso? Tenemos que coger fuerzas y prepararnos para el siguiente curso, para que nuestro proyecto de vida que cada año afrontamos, tenga garantías de cumplimiento. Que no nos pille a contrapié, cansados o desencantados con nuestro compromiso cristiano.
Un tiempo de descanso no tiene por qué ser un tiempo en vano. Una canción del verano no tiene por qué ser una canción despreocupada.
“Cuando el mundo duerme,
solo tú me enciendes.
Quémame por dentro.
Muévelo, muévelo.”
Muévenos Señor también en este tiempo de descanso a buscarte, a conocerte, a prepararnos para tiempos más exigentes. Para que cuando el mundo duerma, sigamos velándote.
Seguiremos hablando.
Un abrazo, Horacio.
Muchas gracias Horacio por compartir tu reflexión. Creo que los cristianos no estamos de vacaciones sino que somos cristianos en vacaciones.
Tu párroco hermano: Francisco de Paula Piñero y Piñero
Me gustaMe gusta