Este martes, 21 de junio, hemos celebrado la misa de acción de gracias por la canonización de San Carlos de Foucauld. La eucaristía fue celebrada por el padre Gabriel Leal, director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Pablo, y del Centro Superior de Estudios Teológicos San Pablo, y concelebrada por nuestro párroco, Juan Manuel de Mula, los vicarios parroquiales, Antonio Oviedo y Julio García, así como por el padre Salvador Jurado, quien en ocasiones concelebra en la parroquia. La ambientación musical corrió a cargo del coro de MIES (y también de Carmen y María, en algunos momentos de la celebración).
En la presentación de ofrendas se llevaron ante el altar velas por la luz que hemos recibido, que se queda en nuestras corazones y que estamos dispuestos a compartir y abiertos a recibirla de los demás. Flores como representación de la alegría de los encuentros y su gratuidad. Una tetera y dátiles como símbolo de la reciprocidad de la hospitalidad entre Carlos de Foucauld y sus amigos musulmanes, que nos recuerdan la vida de Nazaret, que es la nuestra hoy, con su sencillez y su solidaridad en el trabajo de nuestros barrios. Finalmente con el agua, el pan y el vino se pusieron ante el Señor el hambre y la sed del mundo, así como el hambre y la sed de justicia. «Venimos con nuestras pobrezas, límites y deseos de ser en Jesús, pan compartido. Como el hermano Carlos nos ponemos en manos del Padre que nos ama. Estamos invitados a un banquete, no sólo los aquí presentes sino todos los demás, sobre todo los pobres, los pequeños, los más alejados. Carlos en su juventud fue uno de ellos pero Dios nunca deja de buscar e invitar a todos».
Con anterioridad, la homilía del padre Gabriel Leal había girado, lógicamente, en torno al ejemplo de San Carlos de Foucauld. “La celebración de hoy nos invita a acercarnos al hermano Carlos, no para imitarle sino para contemplar en él lo que él contempló y vivió de Jesús, para aprovechar su ejemplo en la imitación de Jesús, el verdadero modelo. Contemplar a los santos no es para imitarlos sino para ver en ellos el reflejo de Jesús. Y como son personas pobres, débiles y pecadoras, como todos nosotros, ver que es posible. Porque si ellos pudieron vivir así, nosotros, que estamos hechos de la misma pasta, también podremos hacerlo en la medida en que nos dejemos conducir por el amor de Jesús. No era Carlos de Foucauld especial; era un hombre débil como cada uno de nosotros”.
Para terminar compartimos algunas fotografías de la celebración, no sin invitaros también a visitar esta web para saber más sobre la espiritualidad de San Carlos de Foucauld.







