Alberto ha querido compartir con nosotros su experiencia en el campo de trabajo Padre Damián, en el que durante 15 días ha convivido y ayudado a personas sin hogar. Gracias por tu testimonio.
“Tú no sabes quien son estas personas, pero cuando fijas tus ojos en ellos sabes y comprendes que ellos/as afectaran tu vida de una manera muy profunda”. Me quedo con está frase que nos regalaron a todos en una carta al irnos ya que esta frase creo que explica un poco todo lo que hacemos en Padre Damián; compartir y ser testigos de las vidas de otras personas que no conocemos, que la gente rechaza por ignorancia o miedo, y además de todo esto sentirte cambiado, sentirte agradecido por tanto cariño y amor recibido.
Ha sido el primer contacto que he tenido con personas sin hogar. Al principio iba asustado porque no sabia que o quien me iba a encontrar, no sabía si iba a ser aceptado o acogido en su casa. Pero ahora pienso que tonto he sido y lo único que pienso es como puede haber personas buenas, personas con una vida y que han sufrido tanto. En general estoy muy contento y agradecido en primer lugar por todo lo que he recibido y en segundo lugar por todo lo que hemos podido dar y aportar a pesar de nuestras limitaciones.
Pero toda esta experiencia se queda corta si no hablo del amor que hay en esa casa, de cómo Dios habita en las personas de la casa, en sus rostros, en las hermanas y voluntarios. Creo que esto es lo que hace especial la casa de Padre Damián, el ambiente de cariño y respeto. Había días en los que se respiraba buen ambiente, se notaba a las personas felices cuando cocinábamos, veíamos una película o compartíamos una comida. Cosas tan sencillas que hacen felices a las personas solo por el hecho de compartir estos momentos juntos. Dios se hacía presente en esa casa, y me siento agradecido y querido por Él por darme esta oportunidad y el regalo de conocer a estas personas y a esta casa.
Un gran apoyo para estos días ha sido mi oración personal, las misas, reflexiones, el compartir en grupo,… Creo que esto nos ayudado a enseñar a los demás que todo nuestro trabajo no proviene de nuestras fuerzas sino que proviene de Dios. Nos ha ayudado en el cansancio, en los momentos de fragilidad donde muchas situaciones podían desesperarnos. Yo me he sentido de nuevo querido por el Señor, de nuevo me he sentido querido y tocado por Él.
Para terminar me gustaría nombrar otra frase de la carta “no habéis pasado de puntillas, habéis dejado huella”. Esto es una de las cosas que me llevo de Padre Damián, que no camine por la vida de puntillas, sino dejando huella y siguiendo a Jesús.
Alberto Gaitán, comunidad juvenil Corinto.
Alberto, muchas gracias por compartir con los demás tus vivencias en el campo de trabajo Padre Damián en Salamanca. ¡Adelante!
Me gustaMe gusta