Desde mi punto de vista: La normalidad.

En un país como el nuestro, donde se mira raro al secretario general de un partido mayoritario, que acude a programas de televisión no políticos, de qué manera no se iba a mirar a una monja que sale de su convento para hacer algo tan increíblemente normal como… ¡Hablar de cómo está el país, e incluso de pasarlo bien!

Sor Lucia Caram es nuestra particular papa Francisco en España; no en vano, es también argentina, como Bergoglio. Entre una mezcla de la verborrea innata de los argentinos, y ese gracia de Dios tan palpable, ambos se han decidido a hacer algo tan común, como hablar y hablar sobre algo tan básico para el cristiano como el evangelio, la buena nueva que tanto tiempo se lleva anunciando. Pero hay algo novedoso, y que, curiosamente, ha sido lo que más ruido ha hecho: su tremenda normalidad. En un mundo donde ser alternativo está de moda, ser normal es algo prácticamente imposible, y eso, llama la atención.

No es la primera vez que vi a Sor Lucía en televisión (es una asidua a tertulias políticas, donde se hace llamar monja cojonera), y en formatos más novedosos, como Viajando con Chester, hablando con Risto (al que le une una buena relación), pero sí es la primera vez que la veo en un programa más lúdico, como Todo Va Bien, en Cuatro. La hermana dominica se vio natural, afable como acostumbra, sin pelos en la lengua, dispuesta tanto a reír como a ponerse seria.

Con total naturalidad

Incluso acalló comentarios tan típicos (y tópicos) como el que realizó el presentador, Xavi Rodríguez: «yo creo en Dios, pero no mucho en la Iglesia». Y todo esto con una tranquilidad, una cercanía que, por desgracia, nos cuesta ver en televisión cuando comparecen algunos miembros de la iglesia. Por suerte, esto está cambiando.

Y es que no hay nada más extraordinario que ser normal. Profundamente normal, y sencillo. Al fin y al cabo, es lo que Jesús nos decía, ¿no? Y qué mejor que tener dos ejemplos tan buenos como los anteriormente mencionados, para fijarnos. ¡Dios bendiga la normalidad, algo tan infravalorado hoy en día!

Alejandro Linares


8 respuestas a “Desde mi punto de vista: La normalidad.

  1. Hace mucho tiempo conocí a esta tierna religiosa en el canal cocina. Recuerdo que lejos de mejorar mis facultades culinarias lo que más me atraía de su sección era la forma de expresarse; su seguridad, gracia, desparpajo y sobre todo… ¡sus historias! Nunca me he quedado con ninguna receta de Sor Lucía, nunca atendía a sus indicaciones, ¡era tan divertida! Ahora sí, siendo objetiva, estoy de acuerdo con un par de ideas importantes; el abuso que pueden hacer los medios de comunicación de ella y la responsabilidad que supone formar parte de la imagen pública de las vocaciones religiosas y por consiguiente del resto de la comunidad cristiana. No obstante, y para mí gana la batalla, estoy definitivamente comprometida a que se rompan los roles de una vez por todas, con naturalidad como dice Linares, sin complejos ni intimidaciones.

    Me gusta

  2. A mi me gusta Sor Lucía Carán y creo que el hecho de salir en los medios, hace posible que la gente que piensa que la iglesia está un poco dormida y que no se manifiesta en contra de tanta injusticia social, cambie de opinión y aunque algunos creyentes no estén de acuerdo ante su forma y sus declaraciones y que posiblemente como humana que es, se puede equivocar en sus comentarios y sus apariciones en TV,creo que su amor a Jesucristo es más fuerte que el amor a si misma y que por eso no le importa que su prestigio quede entre dicho.Esta es mi opinión de Sor Lucía.

    Me gusta

  3. hola, yo desde el punto de vista de ser argentino y tucumano , pienso que tendria que haberse quedado en tucuman que esta mas prostituido y pervertido y luchar por cambiarlo ya que esta muchisimo mas corrompido que España, y como dice Paquito: tener opiniones mas acertadas ya que el que mucho habla mucho se desacierta hasta en sus principios
    tambien en los de la fe

    Me gusta

  4. Creo que se ha centrado mucho en la figura de la propia Sor Lucía y no en el valor que quería resaltar, la normalidad. No estoy comparando su discurso con el del Papa, ni mucho menos; simplemente la naturalidad de la que hablo. La gente puede estar de acuerdo o no con lo que cada uno diga, pero no era mi intención formar un debate alrededor de su imagen. Le he escuchado comentarios que tampoco son muy enriquecedores, pero no es eso lo que quería resaltar. Normalidad no es pasease por platós de TVs, pero sí que una persona religiosa vaya a cualquier sitio, sin que parezca raro, a hablar de Dios (de manera más o menos acertada, ya digo que ahí no me meto) y no sea en el típico programa rancio de televisión local a horas intempestivas.

    Al fin y al cabo, la Iglesia también la formamos gente imperfecta que decimos y hacemos alguna barbaridad de vez en cuando, sigue siendo algo normal! Tampoco va a ser perfecta la pobre jajaja

    Me gusta

  5. Al final, la manera de comunicar sigue siendo muy importante, y es cierto que en este caso concreto parece que algunos medios están manipulando sus palabras, y además a veces ella misma no está muy acertada en sus declaraciones. Sin embargo, si me quedo con una cosa, con ese concepto de normalidad del que hablaba Linares, y que se comience a ver, por fin, como algo normal que un religioso/a hable sobre España, hable sobre casos concretos y hable sobre su misión y su seguimiento de Dios, si me parece bueno 😉

    Me gusta

  6. Estoy plenamente de acuerdo con Paco Egea y me parece que la están manipulando algunos medios y no precisamente para dar voz a la Iglesia silenciada o de la calle.

    Me gusta

  7. El problema de Sor Lucia es doble bajo mi punto de vista:

    1. Como tanta gente que aparece por TV opina sentando cátedra sobre todo y eso es bastante atrevido… aunque sea una opinión…
    2. Creo que no es consciente de que para la gente cristiana y no cristiana, por el simple hecho de llevar un hábito, se convierte en cara visible de la Iglesia. En ocasiones sus afirmaciones no están en demasiada armonía con la doctrina de la Iglesia y realiza una interpretación muy personal del evangelio. Supongo que es legítimo que interprete el evangelio y la actualidad a su manera, pero tiene que tener cuidado para no convertirse en profeta de sus propias ideas. Muchos la escucharán a ella (y solo a ella) y eso es peligroso.

    La diferencia con Francisco es grande:

    1. Por la profundidad de lo que dice el Papa frente a un discurso elaborado sobre todo a base de tweets y titulares de periódicos.
    2. Porque el Papa habla de todo con libertad, expresando su punto de vista particular en muchos asuntos (y que en ocasiones incomodan dentro de la Iglesia), pero a diferencia de Sor Lucía no trasmite la impresión de ser el azote de una Iglesia a la que constantemente se le ponen peros. Lejos de esto el Papa trasmite un profundo amor a la Iglesia y un deseo de conversión (que no es el cambio porque sí) desde dentro, empezando por él mismo.

    Supongo que la imagen que ofrece Sor Lucía resulta inquietante y novedosa. Hace que se vean otras facetas de la Iglesia, una imagen más plural. Pero personalmente deseo que la normalidad no pase por pasearse por platós de TV. De hecho la normalidad de esta monja de clausura será estar dentro del convento, ¿no? La normalidad pasa porque todos nos manifestemos claramente desde el lugar donde nos toca vivir, con honestidad y sin dogmatismos innecesarios; algo así como lo que está haciendo Francisco o como lo que vais logrando la gente de Virgen del Camino en los barrios de la parroquia.

    Me gusta

Los comentarios están cerrados.